Después de cinco años como columnista a La Directa, Montse Santolino dedica su columna número cincuenta ocho a habla sobre el que mucha gente evita o no le interesa hablar, la situación de un edificio, Venus, y de un barrio, La Mina, con los testigos de la Paqui Jiménez y lo Josep Maria Monferrer como representantes de los vecinos y vecinas del barrio.

Venus es el símbolo de todo el que se ha hecho mal en la gestión del barrio y, más concretamente, del fracaso del Plan de Transformación de La Mina, proyectado entre los años 2001 y 2010, prorrogado al 2015 y hoy en día inacabado. Muchos años de promesas incomplertes que no han tenido una significación para las vidas del vecinos y vecinas del barrio.

Fotografia Jordi Borràs @jordiborras

“Enderrocar el Venus era la mesura estrella del Pla de Transformació
de La Mina i no s’ha fet”.

Es por eso que 57 familias que viven en el edificio decidieron demandar al Consorcio de La Mina por daños y perjuicios. A Venus se dan unas condiciones de vida infrahumanas que tienen un origen estructural, tanto por el que al edificio se refiere, abandonando su mantenimiento debido al inminente derribo, como nivel social puesto que, tanto Venus como el resto del barrio se concibió como “contenedor de gente excedente” proveniente de los barrios barraquistes de Barcelona y, principalmente, del Camp de la Bota. Situación que ha sido el origen y motivo de la guetificació del barrio y la reducción de su imagen a “las “anécdotas” (la droga, los vareos, la violencia)”, olvidando a las personas.

“Enderrocar aquest edifici maleït i reallotjar en condicions a la seva gent ajudaria a recuperar l’esperança al barri sencer.”

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